El lugar que ha dado difusión de esta danza fue Ocoyoacac, localizado en el valle de Toluca, surgió como expresión cultural de la etnia otomí.
Los arrieros eran hombres valerosos y honrados que tenían que sortear los caminos para llegar a salvo a su destino en ese entonces en el siglo XVI y la segunda mitad del XX en el tiempo en que la arriería era una importante actividad económica y que fue desarrollándose con la llegada del ferrocarril.
Hoy en día los danzantes le rinden homenaje a esos hombres, les rinden tributo y conmemoran su hombría y tarea.
Los danzantes llegan con su su ropa blanca y en ocasiones, con chaparreras de cuero, montados en animales vistosamente decorados.
Además de las danzas que ejecutan, cantan declaman y rezan, otros preparan el banquete que constituye en centro de la fiesta. Comúnmente utilizan mandiles decorados mientras se dedican a este menester.
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